miércoles, 13 de enero de 2010

El asténico y su bitácora

Este es el prólogo (pseudoprólogo) que escribí para el relanzamiento del blog de un amigo muy querido: Joseph Tarrillo Ugarte. La versión "oficial" está en esta dirección http://soloastenia.blogspot.com/



“Explicarles que no hay término medio: que la sociedad suprime para siempre esa facultad humana que es la creación artística y elimina de una vez por todas a ese perturbador social que es el escritor o admite la literatura en su seno y en ese caso no tiene más remedio que aceptar un perpetuo torrente de agresiones, de ironías, de sátiras, que irán de lo adjetivo a lo esencial, de lo pasajero a lo permanente, del vértice a la base de la pirámide social. Las cosas son así y no hay escapatoria: el escritor ha sido, es y seguirá siendo un descontento”

Mario Vargas Llosa


¡Pum! ¡Pum! ¡Pum! ¡Pum! ¡Splash! ¡Splash! Empezar con una onomatopeya no es un atropello a las percepciones y a los buenos gustos de los lectores (menos de los escritores) ¿O sí? Tampoco es la transcripción de una pelea entre Adam West y César Romero (Los recordados Batman y El Guasón sesenteros), donde nuestros antecesores no veían tanto puñete y tanta patada, sino estos coloridos esplashes marcadores de épocas. Estos pumpún y esplashes son algo bien baboso: tambores y platillos con los que se da la bienvenida al resurgimiento de las ganas de un asténico ¿Existen las ganas de un asténico? Parece que sí.
¿Quién diría no, Joseph Segundo Tarrillo Ugarte? ¿Quién diría? Es el inicio de los dieces (Con ansias espero los nuevos alocados veintes a ver si vuelve aparecer un King Oliver o un Louis Armstrong), y ambos estamos a punto de terminar la carrera universitaria. Ahora, mientras hago esta especie de “entrada inicial” o pseudoprólogo a tu página personal pienso en que para tu próximo cumpleaños lo mejor sería regalarte una corbata. Han pasado algunos años desde que abandonamos el nido colegial y ya tenemos unos pelos de menos en la cabeza y unos de más en la cara; y eso que solo cargamos una mochila de veintiún inviernos.
¿Quién lo diría? Si en la escuela no éramos ni siquiera amigos. A las justas y levantábamos la mano derecha cuando nos cruzábamos en los patios, siempre con la intención de obsequiar un saludo de compromiso y no más. Es que tú andabas con tus amigos “intelectuales de ventana”, tú eras el poeta, Renato el dibujante, Pinzas el escritor y músico, y yo simplemente el futbolista y atleta. Te lo dije un día, por teléfono, sé que siempre lo pensaste, pero por la amistad que nos une y por el respeto, jamás me dirías que ustedes decían “Ese negro es un huevón que solamente usa sus piernas, le gusta bailar con las flacas y seguramente utiliza los libros para nivelar las sillas”… no te sonrojes (No seas maricón, Chopper), yo sé que es verdad. ¿Quién diría? Años después y escribiendo –no redactando- la primera entrada de (Cómo es que se llama, voy a revisar porque no me acuerdo)…¡Cierto! Asténico. Hoy y siempre.
Luego del delicado deceso de Vozenoff (Rest in peace), tu nuevo hueco será este. Y sí que lo elegiste con sabiduría (Haciéndole caso a Pedro y no a ti mismo). Por lo pronto elegiste algunas fotografías interesantes y has hecho que mi seguridad tambalee por varios minutos; ya no sé si prefiero a Jorge Luis Borges o a Jennifer Aniston, me la has puesto difícil. Escribiste un perfil jalador, digno de cualquier buen publicista que se jacte de tener “Cayetano Heredia”, le pusiste un relojito plomizo, (muy útil la verdad) y personalizaste el espacio de la misma manera en que un perro se rasca las pulgas: con mucha dedicación.
Ahora, todos aquellos quienes haremos un sitio en la agenda y te vamos a seguir no podemos ser timados ni estafados. Tus entradas deberán ser dignas del recorrido de los ojos, pero no te presiones, si no lo son igual las vamos a leer. Ya tienes internet y andas pegado a la pantalla cual pastrulo al paco, así que no hay excusas, tú no eres yo, eres asténico, pero no vago, no produces desordenado ni lento (Aunque para leer sí que te demoras, ese Aleph lo vi bajo tu axila durante todo el último ciclo).
Queridos lectores. ¡Joseph sabe! Este jovencito que antes llevaba el peinado de Mercedes Sosa y que trabaja en un laboratorio médico pero que jamás me ha recomendado un medicamento tiene estilo, tiene caché, tiene flow; tiene “pasta” de poeta postmoderno, de prosista sosegado, de músico idealista y de publicista pánfilo. De seguro si lo siguen, se llevarán una, dos, tres sorpresas, ¿cuatro?…no lo sé. Éxitos mediatos y largos en el único mundo del que no te pueden jalonear ni exterminar: en el de las ideas y las palabras que siempre han de surgir.

Leonardo Ledesma Watson
Escritor sin un libro publicado,
aún. Amigo de Joseph Tarrillo

1 comentario:

  1. OE PERO SI ES LA MISMA VERSIÓN, SOLO QUE EN UNA PÁGINA DIFERENTE.

    JAJAJA, UN ABRAZO, GRACIAS POR EL APOYO.

    El Jusip...!

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