jueves, 21 de enero de 2010

Yo soy el malo


“Tal vez ya hayas leído en El Sol de México los dos textos que les di después de mi maravilloso mes en Cuba. Creo que puse en ellos mucho amor y mucha objetividad al mismo tiempo; aunque como es natural ya he oído los rumores consabidos: Cortázar vendido a Cuba, le hace una propaganda desaforada. Como buen argentino mal hablado mi respuesta es cortés pero inequívoca: la puta que los parió”.

Julio Cortázar


Yo soy el malo porque no valoro el fin, pero si valoro el medio. Porque prefiero trabajar para trabajar y no para cobrar, y luego de haber cobrado comprar un par de películas piratas que veré en un DVD al que le tuve que cambiar el lector para que las leyera. Yo soy el malo por pensar que en este mundo los únicos que leen son los reproductores de DVD y no las personas. Yo soy el malo por responder preguntas retóricas con sarcasmos, y comentarios sarcásticos con preguntas retóricas. Yo soy el malo por haber mencionado –en mis días de menos lucidez (Si es que tengo días de lucidez)- que hubiera sido mejor no nacer en vez de vivir así. Un maldito hijo-de-la-gran-puta. Un cabrón de mala entraña como Jaime Bayly, Carlos Cacho, Alan García, Hernán Garrido Lecca y como mi prima Gisella y su marido. Yo soy el malo por refutarle a mi abuela de 79 años que no es mi obligación retribuirle a mis padres lo que ellos han hecho por mí, que soy un ser independiente y libre y que lo que haga con mi vida solo a mí me concierne y no a ellos, que no tengo por qué esforzarme con la idea de comprarles una casa cuando tenga éxito (Podría decir “si tengo éxito”, pero también soy el malo por eso, porque no pienso decirlo. Yo soy el malo, gaznápiro, porque digo “cuando tenga éxito”). Yo soy el malo por renegar inconscientemente de algunas situaciones que digo puedo aceptar. Yo soy el malo por apreciar más a aquellos que no se traicionan a sí mismo en vez de aquellos que no se atreven a traicionarme. Yo soy el malo por decir que la persona a la que más quiero en este mundo no soy yo, y ni siquiera podría incluirme en un decálogo “Personas a las que más quiero”, y soy el malo por decir “en este mundo” cuando soy totalmente consciente de que no creo en otros mundos. Yo soy el malo por decir que no les voy a comprar una casa pero que jamás les voy a negar un te amo. Yo soy el malo porque nunca les negaré el agua, el aire, la casa, o lo que sea que me pidan. Yo soy el malo porque no voy cuando “podrían estarlo matando a uno y tú ni te apareces”… y a los diez minutos me aparezco, porque yo soy el malo. Yo soy el malo que dice que no le interesa hacer dinero y que vive con esa idea poco respetada entre los círculos familiares, políticos, amicales. Yo soy el malo por decir “no me gusta el sol, el calor, el verano e ir a la playa” cuando me dicen “¿Vamos el domingo a la playa?”… Si iría pero la verdad estoy gordo y no tengo una casa donde mis amigos puedan beber whisky, y no dispongo de una tarjeta bancaria para hacer retiro-depósito para invitarles veinte jaleas mientras me quedo postrado en el lecho leyendo o simplemente durmiendo. Yo soy el malo por decirles a mis amigotes que todas las personas tienen cultura. Yo soy el malo porque así me sentí luego de terminar de leer mi primer libro. Yo soy el malo por tener la misma esperanza que un octogenario cuando me preguntan cuál será el rumbo de la humanidad “¡Está condenada a su auto exterminación y no hay nada que se pueda hacer!”. Yo soy el malo cuando me preguntan cuál sería una buena solución a los problemas del Perú, y se me viene a la mente la frase de Ambrosio, y la cito, y la creo, la creo fervientemente y sin reparo, digo: “Tirar una bomba nuclear en medio de la Plaza Mayor o aparearse entre todos, a ver si la genética actúa y de tanto mongolito nacen seres más inteligente”. Yo soy el malo cuando no cito correctamente a Ambrosio, y me da flojera buscar entre las páginas del libro. Yo soy el malo cuando me doy cuenta de que estoy resentido con esas trescientas y pico de mujeres que me rechazaron y que luego desfilaron por mi patíbulo diciendo “Eres lindo, pero no sé…” (Nunca un eres horrible), sin embargo, considero que eso me hubiese hecho más triste pero no más intranquilo, esa respuesta me hubiese dejado sin la posibilidad de tratar de buscar respuestas en donde no hay; y en ese peregrinaje encontrar otras preguntas y alternativas; me hubiese vuelto un tipo más plano, más sencillo, quizá hasta campechano. Yo soy el malo por no querer trabajar en un restaurante de comida rápida, porque no voy a tener tiempo para gastar el poco sueldo que cobraría. Cabrón de mala entraña (sí que me gusto esa frase, y por eso yo soy el malo). Yo soy el malo porque me atrevo a recordar cosas que tú ya enterraste. Yo soy el malo porque creo que la memoria es un mayor privilegio que el “seguir adelante”. Yo soy el malo porque guardo secretos –todos lo hacemos-, pero yo soy el malo porque le digo que los estoy guardando y no se los pienso contar. Yo soy el malo porque deseo a la mujer de mi prójimo en más de una ocasión –todos lo hacemos-, pero yo soy el malo porque después de haberlo hecho abrazo a mi prójimo –todos lo hacemos-, pero yo soy el malo porque luego de eso se lo digo “Eso no es ser malo, eso es ser huevón”, yo no pienso que sea ser huevón, yo soy el malo porque pienso que el huevón eres tú.

3 comentarios:

  1. ahora si te siento!!!!
    me encanta nero pero plis basta de negatividad!! quisiera leer algo superfluo e infantil
    algo q tape la mierda q uno ve y pemita soñar
    pero love it

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  2. http://laficcionysusviajes.blogspot.com/

    simplemente somos malos acaso a los ojos de la gran mayoria de gentes, y estos lo son a los nuestros. Simplemente por algo que deberiamos de celebrar: la pluralidad de gustos, costumbres, sabores, entre otros. Por esa libertad.

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  3. "yo soy el malo por pensar que en este país los únicos que leen son los dvds y no las personas" buena frase!!!!

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