domingo, 26 de septiembre de 2010

Para ti

Esta entrada va para la mujer de mi vida. Feliz cumpleaños, mamá. Te extraño.

Mamá, yo quiero ser de agua. Hijo, tendrás mucho frío. Mamá, bórdame en tu almohada. ¡Eso sí! ¡Ahora mismo!

Federico García Lorca

Para no dejar de juguetear con mi ego y ver el anverso de todas las situaciones que me ocurren, comenzaré con un “Yo te extraño”. Este 26 de septiembre es curioso debido a que es tu primer cumpleaños que yo paso solo. Para cuando leas esto probablemente estés en las cabinas del tío Víctor, y Marvín te haya ayudado a acceder a esta página debido a tu desinterés por algunas tecnologías, que yo tanto envidio (Y es que así se vive más feliz).

Es curioso la forma en que uno reniega con alguien cuando lo tiene delante de los ojos, o con la oreja pegada al auricular, sí, qué curioso, pero al menos al recibir una respuesta a ese estímulo, sabemos que ese alguien está ahí. Probablemente estuviste en casa de la tía Nancy, comiendo al lado de la pileta y tomando un par de cervecitas heladas, con el sol pegándote en la cara pero bien abrigada por la temperatura que abraza La plata. Debes haberla pasado muy bien junto a la abuela que te fue a hacer compañía por unos meses, junto a Juan, a la familia que se reunió para darte palmaditas en la espalda y recordarte que ya son cuarenta y (¿). Jolgorio, regocijo, felicidad por todo lo alto y muchos recuerdos.

Tu hijo ya creció. Ya creció e hizo y viene haciendo con su vida lo que le place. Han pasado tantos años desde esas resondradas en la sala (el cuarto, la cocina, “limpia tu cuarto”, “no llegues tarde”, “estudia”), desde los jalones de las orejas que hicieron que crezcan un poco más de lo que la naturaleza planeó, de las correteaderas con el chicote que guardabas detrás de la refrigeradora (un lugar muy original), de cuando me hacías poner un sombrero y bailar como Michael Jackson en la sala, de la vez cuando tenía seis años y le pegué a Joao y su mamá la “Muñeca” te fue a dar las quejas, de la vez que me fuiste a buscar a una fiesta de quince porque me había pasado de la hora, o del día en el que, mientras jugaba y derramaba testosterona con mis amigos, saliste al Correo y me dijiste “Leo, y son las seis, entra a bañarte porque vamos a llegar tarde al cine para ver la película de Salserín” (Gracias por eso mamá, tuve que ir a terapia).

Estoy observando una fotografía donde estoy a tu lado con no sé cuántos años, quizá meses de nacido, probablemente tú ya tenías 20, en el jardín de mamama, y yo en mi cochecito rojiblanco bien patriota como siempre. Parece ayer aunque no lo recuerdo, ya que mi primer recuerdo es de cuando tenía 3 años y bajé a la cocina para estamparme contra una triste realidad: me habían quitado el biberón y había que aprender a tomar en taza.

Ha pasado el tiempo y ambos hemos cambiado mucho desde esa foto, pero nunca has dejado de quererme. Quizá hemos pasado épocas difíciles y sí que las vimos negras, pero nunca bajaste los brazos, ya que con todo y frustraciones, peleas, problemas y desorden, seguiste yendo pa’ adelante.

Gracias por aceptarme tal cual soy (Soy el único que tienes así que no te quedó otra, es broma). Quizá no tenga el corte de “mejor hijo del mundo” o “adorador de su madre que la pone en un pedestal”, pero sabes que sí estás primera en la lista de mis mujeres importantes y de mis personas importantes, y jamás irás a parar a otra posición. Buena decisión la que tomaste de decirme las cosas siempre como me las tuviste que decir. Te extraño mucho todos los días, y esto es difícil. Aprendí a hacerme adulto en compañía de mis libros, la vagancia, mis amigos, mis experiencias horribles y malas. Hay cosas de las que no estoy orgulloso, pero no me arrepiento de alguna. En la vida hacemos idioteces que nos enseñan, quizá dañamos personas en el camino, pero quiero que sepas que nunca con intención, que tengo manchas en el papel de mi existencia, pero que no crecí mal, que soy un tipo leal gracias a lo que papá y tú me enseñaron desde siempre y que, aunque sea frío por momentos, nunca dejaré de pensar que no pude salir de alguien mejor que tú. Te veré pronto. Te amo.

Feliz cumpleaños, mamá.

"Mi mamá dice que la vida es como una caja de bombones, nunca sabes qué te va a tocar."

Forrest Gump

domingo, 12 de septiembre de 2010

Sobre la noche, lo bizarro, la música y las personas gramaticales

En una reivindicación con las palabras, con un abrigo gris entre rata y burro, entre cannabis y Pall Mall rojizo, luego de un día de tallarines a la pimienta, mucha vida, dos sonrisas y una ceja levantada, entre todo eso, sigo oyendo parlamentos incomprensibles para los de lentes alargados.

Nietzsche, al decir que la vida sin música no tiene sentido (y no lo cito, lo utilizo de manera indirecta –porque lo utilizo al igual que otras tantas cosas-), utilizaba sus últimos suspiros para creer. Sin desesperanza, solo, entre estos muros pintarrajeados y azules y gruesos como un chorizo, sonrío, sonrío luego de haber olvidado llamar a un amigo por su cumpleaños; él entenderá “Si el amor conforta, lo demás no importa”, dice un verso de esa canción que, en algún momento, logró atrapar un par de mis lágrimas.

La noche en Lima fue luminosa, plagada de sueños y besos, sin mentiras ni flagelaciones. Algunos taxis muy distintos: Coupé blanco, Station Wagon amarilla, Daewoo negro; y también un bus verde y rojo, danzando entre callejuelas, portando un par de cabezas con muchos planes y una a la que ya se le están borrando.

Lo bizarro transcurre cuando el ex novio de la muchacha con la que sales te la deja como un testimonio en una carrera de postas, te la alcanza como un pedazo de lomo en una bandeja y observa con pena como se alejan caminando uno al lado del otro; y luego, esa mujer que ahora es la ex novia de alguien, y tú, llegan al lugar donde llega tu ex novia con un tipo al que tú jamás se la hubieras entregado como un testimonio, ni como una encomienda, ni siquiera como una cerveza, definitivamente jamás como una cerveza. Y se presentan todos entre sí. Ex novio se topa con ex novia y saluda con un beso en la mejilla. Ex novio saluda al novio con un apretón de manos. Ex novio presenta a chica con la que sale a ex novia. Ex novio presenta a chica con la que sale a novio. Un ritual generalizado que deja los cachetes de baba, que pone a prueba tu estoicismo.

Verla a los ojos es todo lo que necesito para completar mis días (¿De la ex novia o de la chica con la que sales?) ¡Dejá de hacerte el pelotudo con los chistes de ex novias!

Pasajera en trance. Recuerdo haber escrito un texto llamado “Pasajero en trance”, que probablemente encuentren más abajo al deslizar el cursor o en las siguientes páginas. Grandes Pedro y Charly. Ahora “Yo quise el fin no había más, yo quise más no había fin”, frase de la canción Tu amor, también de Pedro y Charly. Realmente es el inicio de la canción, y se la acabo de pegar en la ventana de la chica con la que salgo.

Las noches huelen diferente con el paso de los años. Las calles ahora se inclinan poco y las miradas se ponen más alerta dentro de una ciudad que se enfría. Tú andas completamente igual a como te dejaron hace 5 años, no has cambiado nada, ni te creció el cabello, ni aumentaste el peso, ni leíste más libros, ni probaste más drogas o te fumaste incontables cigarrillos, no. Tú andas exactamente igual y lo que cambió fue la ciudad, fue la noche, que anda más lila que de costumbre, que parece durar menos, que te incita tanto como un demonio con el que me identifico.

¿Creerá que la quise usar? Si su alma dice lo mismo que sus ojos, sé que no lo cree (en el fondo quizá un poco, pero aún así lo acepta), sin embargo depende de mí si le creo cuando me dice que sí me cree. Usar, no. Vivir, sí. Supongo que lo bizarro no solo me chantajea a mí, a ella también. Si cambiamos al ángulo inverso es: ex novio que me acompaña donde el chico con el que salgo porque no quiero que sea mi novio, y que me llevará a un lugar donde conoceré a su ex novia y a su novio. Después, en la esquina derecha, ex novia y novio bailando y besándose, al otro lado, chico con el que salgo jodiendo por un beso y jaloneándome de vez en cuando. Siendo un tonto al no querer decirme ciertas cosas en las que sí lo entenderé, como cuando me pregunta si su papá estaría orgulloso de él. Beso para él ¿Contento? No era para estar contento, era porque no te había besado en toda la noche y porque besarse en público te molesta, porque no somos novios (¿Ves que hay diferencia?) (Pequeña broma) Igual rompiste con una barrera cuando te es difícil controlar tus labios (sabes de qué hablo). Sí, lo hice.

La música se volvió un estado consciente del que no me canso. La noche sigue su curso por los rieles de mi vida y otras millones de vidas más. Tiene más polvo, más fantasmas, cambia, sé que es ella la que cambia y no yo. Yo estoy igual solo que al cambiar la noche me devela nuevas puertas y me revienta trompetas en los oídos, nuevas personas, nuevos genios. Lo bizarro me lo busco yo. No hay vida normal. La chica de las cejas y ojos grandes sabe que no. Que ha sido una época bizarra y lo seguirá siendo: que se trascendió la usanza y se llegó a la vivencia.

Gran chullo montado sobre la escoba con el aroma adictivo del café y los cigarrillos… impresos en una piel indomable.