martes, 15 de diciembre de 2009

Diciembre y abril


Los diciembres son como los abriles para mí, todavía no es enero y ya no es marzo. Diciembre y abril son, por demás, los meses donde la nostalgia se acumula en mi polvorienta habitación, diciembre aún no es tan caliente como enero, y abril ya no es tan caliente como marzo. En diciembre y en abril recibo regalos y llamadas; me siento a la mesa a tragar vorazmente los potajes que hace mi abuela. En diciembre se acaba el año y en abril se acaba un año más para mí. En ambos meses, desde hace un tiempo ya, no puedo abrazar a papá ni a mamá: ahí tengo dos te amos menos en persona, pero con la esperanza de que algún día pueda volver a ver cómo es que ellos pronuncian te-quiero-mucho-hijito.

En diciembre puedo caminar con una casaca puesta y sin sudar, al igual que en abril; y puedo beber un café a las tres de la tarde, como en abril. Abril es el mes más mencionado por los poetas, diciembre es el mes más odiado por los contadores. Diciembre y Abril son grises en Lima, bochornosos. Mis sueños duran desde diciembre hasta abril y luego se difuminan por los estratos nimbos de mi piel. Mi hígado y mis riñones suplican con rudeza en el gobierno de mi cerebro, pero este, como buena entidad ejecutora, no les hace caso y los avasalla sin pedir disculpas.

Aún a los 21, diciembre y abril son los meses donde más dinero recolecto. Abuso de la gracia que se esfumó hace mucho cuando mis cachetes y mis rizos cobraban el peaje y el impuesto. Las abuelitas y tías no los soltaban por nada, inclusive sabiendo que una cogida de cachetes o una estrujada de rulos en estos meses, les costaría por lo menos un par de billetes rojos. Ahora a las justas permito que los rocen por un segundo, y he elevado la tarifa: a los 21 la coyuntura te lo exige ¡Trabaja! , igual voy a seguir cobrando impuestos.

Mi abuelo ya no existe más ni en diciembre ni en abril, y de él sé que no podría esperar verlo pronunciar te-quiero-papurro. Tampoco mi familia, nunca más volveré a sentarme a una mesa con ellos durante diciembre o abril, tendré que peregrinar de casa en casa, de una ciudad a otra donde ya no quedarán más platillos de la abuela alrededor de un paralelepípedo marrón, nunca más volveré a terminar una temporada de fútbol en diciembre, menos aún la empezaré en abril; así que mejor evitar los diciembres y los abriles, por suerte solo hay uno de cada uno al año “Cómo quisiera que todos los meses sea diciembre, cómo quisiera que todos los meses sea abril, cómo quisiera que todos los meses sea navidad, cómo quisiera que todos los meses sea mi cumpleaños” Cuidado con lo que deseas pequeño Leonardo. Un diciembre se fue Alexandra. Un abril se fue Carol ¿Será acaso por esas razones, y por otras tantas que solo se incrustan en tu mente como un rayo de plata, que ya no te gustan ni la navidad ni tu cumpleaños, que prefieres sobrevivir solo en tu cama rodeado de viejos libros apolillados y de sueños que terminan siendo tu mayor escape a la victoria? ¿O acaso porque en diciembre tienes que bajar esa grasa acumulada en tu abdomen para lucirlo en las playas, y en abril para lucirlo en el trajecito que te pondrás para el santo? Flojo, tú y tu abdomen. Tal vez algún día te importe dos sonrisas y no dos carajos. Hoy me importa dos carajos, pero solo dos: diciembre y abril.

El hombre sabio es aquel que sabe retirarse del mundo, cualquiera que sea su vocación, y reír

William Faulkner

jueves, 12 de noviembre de 2009

La metamorfosis (Franz Kafka)


“Al despertar Gregorio Samsa una mañana, tras un sueño intranquilo, se encontró en su cama convertido en un monstruoso insecto…”

Esta es la frase con la que Franz Kafka inicia su obra más representativa, y una de las piezas más preciadas de todos los tiempos de la literatura universal; como se diría, un clásico de cabecera.

La metamorfosis no es una novela plagada de personajes, no es una novela histórica ni de terror; sino más bien de reflexión. En este libro se relata la historia de Gregorio Samsa, un joven comerciante que, por algún motivo (que nunca se explica de manera rotunda) amanece convertido en un horrendo bicho parecido a una cucaracha o una garrapata; y de cómo es que todo el universo que rodea a este personaje sufre transformaciones (“metamorfosis”) luego de lo acontecido.

El relato de Kafka describe a Gregorio como un muchacho trabajador y puntual, el sostén de su familia, la esperanza de esta para vivir y sobrevivir ¿Suena familiar? Esta novela fue escrita hace casi cien años y conserva la vigencia que en su momento tuvo, debido a que trasciende a su tiempo, tocando temas tan inherentes al hombre que, es muy probable, jamás desaparecerán. Esta novela, en principio, navega por el terreno del realismo mágico, introduciendo situaciones inverosímiles en escenarios totalmente creíbles para los convencionalismos y nuestro entender cotidiano (una casa, un cuarto, una familia, un trabajo, un jefe, una madre abnegada y un padre renegón). Sin embargo, estos elementos simples son los que hacen que la novela tenga ese impacto tan intenso, al juntarlos con un animalejo de antenas, patas largas y un caparazón mecedor.

¿Pero, qué más nos muestra este fascinante relato? Una vez oí que la literatura no es solo la creación de una historia, sino es como mirar una puerta de vidrio donde detrás hay una flor… no debemos mirar la flor, debemos mirar el vidrio que le da otras características a esa flor, la distorsiona, la embellece, la dibuja desde otra perspectiva. Es lo mismo que se podría hacer con La metamorfosis. No es solo un bicho el cual es despreciado por su familia y condenado a morir por el olvido.

Este personaje nos muestra todo un aspecto de la naturaleza humana, y desnuda su entorno. Nos enseña la forma de pensar de quienes, supuestamente, son sus seres más queridos e incondicionales, el egoísmo que de ellos se irradia, y su proceder ante situaciones incontrolables. El constante monólogo interior (la técnica por excelencia de esta obra) de Gregorio nos plasma con certeza lo que puede ser la soledad del hombre, un hombre indefenso y confundido, que ni siquiera se puede parar, que no quiere salir por la vergüenza que se produce a sí mismo. Una soledad que lo destroza y lo carcome, ya que no es un estado de soledad regular, sino la soledad de un bicho que piensa como humano (o de un humano que siente como bicho).

Gregorio no solo se levantó siendo un insecto, sino que se levantó de la cama siendo “distinto” ¿Si Gregorio se hubiese podido levantar de la cama por sus propios medios o con la ayuda de alguien más, por qué no podría abordar el tren que lo llevaría al trabajo viéndose de esa manera? ¿Por qué no podría seguir con una vida regular siendo diferente al resto? Aquí Kafka nos presenta un problema filosófico, un problema existencialista que, tal vez si Gregorio hubiese sido Jean Paul Sartre, hubiese podido superar. El problema de segregación y discriminación ya no solo era de parte del resto (su familia, su jefe y la criada) sino también de él mismo (auto discriminación). Ahí Kafka nos enseña la psicología de Gregorio “¿No puedo salir viéndome así?” tal vez se preguntara a sí mismo “¿No podré vivir siendo un insecto (diferente), viéndome como me veo?” quizá era una de las disyuntivas que pululaban por la cabeza del buen Gregorio.

Es claro que por parte de la familia, quien fue más cortante y tajante con toda esta situación, que no admitía alternativas distintitas y que automutilaba sus posibilidades de oír una explicación, era el padre de Gregorio. Un tipo duro y hermético. Ese hermetismo que aún ahora (94 años después de la publicación de esta novela) vemos en casi todos los grupos sociales. La intolerancia y la estupidez –que llevan al padre a tirarle manzanas a Gregorio para que no se acercase a su hermana- terminan por enterrar a su hijo en su propio mundo. Agredido por su propio padre, Gregorio no solo se ve como un monstruo, sino que se siente como tal. Es probable que la madre haya tenido la decisión más compasiva de toda la novela para con Gregorio: decirle a su hija (hermana de Gregorio) que no retirara los muebles de la habitación de este, porque si lo hacía se llevaría el último vestigio de su antigua vida. Sin embargo, al final, la habitación quedó vacía. Tan vacía como un bicho que no significa nada para alguien y que podría ser aplastado no por un zapato, sino por el desprecio.

Esta novela, corta, de lectura fácil y lenguaje sencillo, contiene una carga y un mensaje más profundo de lo que otras que se extienden cientos de cientos de páginas. Kafka demuestra maestría, grandeza, un amplio conocimiento filosófico y psicológico. El gran Kafka

En conclusión, Gregorio se desprecia a sí mismo tanto como el insecto en el que se ha transformado, sin poder reaccionar a una realidad que también ha atravesado por una metamorfosis (tal vez más espeluznante que la de él) y que, finalmente acaba por exterminarlo.

domingo, 8 de noviembre de 2009

Involución "jaifaiana" y aparición de la AMIX



Antecedentes históricos

Este término debe ser explicado bajo una exhaustiva revisión de la historia, remontándonos 5 o 6 años. Por esta época vivíamos gobernados por las órdenes de don Alejandro y doña Elian –y compañía-, algunos de nosotros abandonábamos el nido escolar y migrábamos hacia una vida más cruel pero más libre, en Estados Unidos el presidente Bush era reelegido, Perú perdía en las Eliminatorias (Instrucción: no tratar de remontarse a las épocas en las que se lograba ganar porque se podría pasar muchas horas delante del monitor, o en su defecto caer en un colapso cerebral), el precio de la papa, la carne, el azúcar, el aceite, la leche y demás abarrotes se mantenía estable –gracias Alan por jodernos después-, y también empezaba el estallido de una de las más concurridas redes sociales entre la imberbe población adolescente: el Hi5.

Por esos días yo pululaba por las diferentes cabinas de internet de la periferia de mi hogar, entregaba un cómodo donativo de un sol cincuenta (S./ 1.50) para que me dejaran sentarme en un cubículo de cincuenta centímetros de ancho por un metro de alto y navegar durante una hora. Mi visita a las diferentes páginas web culturales era muy educativa. Estaba interesado en observar lo último en avances tecnológicos en Corea y Japón (Porno oriental), a leer la exquisita literatura latinoamericana (relatos eróticos de chibolitas.com), a emplear procesos de galantería y cortejo (afane barato por las zonas púrpuras y anaranjadas –ciudades, Lima- en el Latinchat), emplear estrategias elaboradas y complejas con el fin de cumplir metas relevantes mientras competía en una carrera armamentista (tratar de jugar Star Craft).

De pronto, una tarde lluviosa y plomiza de julio, la novia de un amigo (de la cual evitaré mencionar el nombre porque podría desembocar en rencillas, debido a que estos ya no son novios) me envió una invitación al Hi5. Iluso, con la esperanza circunscrita, me di cuenta de que sería un buen mecanismo para sociabilizar con distinguidas damas (conocer flacas).

El apogeo de la “normalidad”

Con el Hi5 había conseguido reencontrarme con personas a las que no veía en mucho tiempo y que ahora estaban dispersas alrededor del globo. Una cierta popularidad “jaifaiana” me embargaba luego de la presentación de las fotografías en las que podía salir corriendo con mallas muy apretadas, practicando deportes extremos por calles y laberintos inacabables llenos de galimatías (bicicleteando por San Borja), asistiendo a refinadas recepciones (matricidio del Pato), entre otras cosas.

El brote

Sonriente y papirriqui, fui a la cabina de un sol cincuenta, me senté frente a la máquina, abrí el Hi5 y empecé a darme cuenta de que algo había cambiado. Un par de ñañas –como se hacen llamar las representantes de este movimiento contracultural- me habían agregado para ser su amigo (gracias al retrato principal de mi página). Me detuve durante unos minutos a observar lo acontecido y detecté algunas extrañezas. Sus “nicknames” eran unos jeroglíficos indescifrables hasta para el más experto egiptólogo y estaban compuestos por elementos que en algún momento pude ver cuando revisé una Torá en arameo antiguo. Era algo así: ρØηΧۼ® ®øggë® ® Diiαηiℓℓα .

El apogeo de la “anormalidad”

Papirriqui, continué yendo a las cabinas. Pasaban los días y las semanas, luego los meses, y el crecimiento del fenómeno antes mencionado era más vertiginoso y constante. La transformación fue como el calentamiento global: progresiva pero a gran velocidad. Ya no solo eran los “nicknames” ahora también la personalización se podía realizar en el interior de los perfiles (“Y es que la democracia ya es demasiada, mínimo un psicotécnico”, parafraseando a un popular comentarista futbolero que no es fanático de la felación).

Los perfiles empezaron a rellenarse de colorinches chillones, bolitas, pelotitas, cuadraditos, octágonos, hexágonos, rayitas, Pucca, Hello Kitty, la foto de Explosión Habana, A Conquistar, Mangú (Sí, vampi). El cursor, que regularmente es una flecha, se había convertido en algún rostro desgraciado, ositos panda, Jack (del increíble mundo), labios rojizos, marrones, carmesís, símbolos piratas, pentáculos, pentagramas, estrellas de David, cruces, o en su defecto –para parecer más nice, gentita CERFER- el logotipo ROXY.

Luego el salto de la contaminación visual se dio a las fotografías. Estas ya no eran simples fotos espontáneas que a uno le podrían sacar en una reunión de amigos. Ahora era el momento de posar. Aquí algunos de los ejemplos más claros de los patrones que engloban a casi todas las ñañas o AMIX:

· Tomarse fotos teniendo un espejo delante y otro detrás para que así el reflejo rebote y logren ver su cara y su trasero a la vez.

· Posar de medio lado vistiendo la camiseta de fútbol de algún equipo –de preferencia si es peruano- y un shorcito que en algún momento fue pantalón.

· Tomarse fotos teniendo de fondo La última cena de DaVinci, el Sagrado Corazón de Jesús con los ojos verdes, grafitis de Castilla y Loreto, paredes desgreñadas y destartalas que albergan fotografías familiares o retratos retocados de los bisabuelos que a su vez tienen fondos de color pastel (de preferencia color celeste bebé), manteles de peritas, sandías, fresitas, plátanos, etc, y un centro de mesa también con peritas, sandías, fresitas y plátanos artificiales.

· Posar en todas las fotografías con el rostro de lado para hacer que el cuerpo adopte una forma curvilínea (y más provocativa según el razonamiento AMIX) y que deje ver el culazo por el rabillo del ojo.

· Trabajar la fotografía en el programa Photoshop ubicándola dentro de truculentas y falsas portadas de revistas como Vogue, Cosmopolitan, Cosas, Vanidades, Rolling Stones, Cueros, Cuerpos Calientes, Playboy, Condorito, Gente, Magaly, Gisela, Caretas, Arkinka, entre otras.

El filósofo izquierdista, postmoderno, politólogo, historiador, abogado, materialista dialéctico, músico, psicólogo y sociólogo, Damián Gonzales, se pronunció acerca de este fenómeno “Todo esto es una explosión social contracultural nacida a raíz de los paradigmas impuestos por las televisoras y los diversos programas periodísticos que a inicios del año 2004 empezaron con la difusión de reportajes e informes pintorescos donde se retrataban las noches de desenfreno de la juventud de la Lima de los conos. El fenómeno “reggaetón” contribuyó con este lavado colectivo de cerebros, que llevó a la población juvenil más influenciable a empaparse de la basura y a encontrar un mecanismo de alienación que no había sido explotado por ningún otro sector. Teníamos a los jóvenes más pudientes (pituquitos) imitando a Kelly Slater y cargando una tabla de surf cuando muchos de ellos no sabían ni nadar, ahora tenemos a muchachos de condición humilde y de recursos limitados (misios y pirañas) tratando de imitar a Daddy Yankee, portando ostentosos relojes brillantes –de oro de fantasía que con el sol se ponen verdes-, o colgándose gigantescos artefactos en el cuello, a los cuales ellos llaman blin blin, adoptando expresiones centroamericanas”.

El erudito filósofo también agrega que ha estado expuesto a un contacto directo con varios especímenes representantes del fenómeno denominado la AMIX y que conocer este mundo le ha servido mucho en la investigación que actualmente lleva a cabo para la realización de su próximo libro “Estas muchachitas –mientras habla coge los lentes con la mano derecha, se los quita y los menea con suavidad –que dicen que son muchachitas, no sirven para nada. Muchas de ellas se venden en esta red social cual res en un mercado utilizando apelativos que ya se han vuelto un clásicos entre sus adeptos como La Más Naki, Carmencita la Tirivi, Chatita power Tlv Ya tú sa’, La queen de to’ los kines, La xenxazión de toa’ la batería fina, Milizxita solo pa’ tu consumo, La gatita techera del barrunto, entre otras expresiones propias de esta explosión contracultural, o anticultural, si cabe el término”.

Es así pues que ahora tenemos una tribu más instalada dentro de una jungla enmarañada llamada Lima. Una tribu que crece, al igual que la ciudad, desordenada y desproporcionalmente.

Nota: Si el tío Bedoya Ugarteche dijo que los “chunchos” no son color cobrizo sino, más bien, marrón caca y que se les debería meter Napalm a todos, en su columna del diario Correo (Difiero con él, me parece un comentario descabellado, muy pendejo y abusivo. Pero igual le publicaron esa idiotez)… por qué yo no puedo reírme mientras escribo.

miércoles, 28 de octubre de 2009

Con los ojos cerrados




Los escalafones iban soportando el peso del cerebro que creía iba necesitar para reproducir sus tozudos vocablos <<Cómo fue, no sé decirte cómo fue, no sé explicarme qué pasó, pero de ti me enamoré>>. Había derramado sobre su hígado y su intestino grueso aquella frasecita del color de las manías que hacía con los dedos en el aire. Él no pudo encontrar la última botella de cerveza que quedaba en la nevera, así que fue al bar. Cuatro botellas doradas y albicelestes, ubicadas con perfecta simetría delante de las cajas verdes de whisky y al lado de una damajuana vinera, no tenían peso. Se les había esfumado el líquido por el pico y no por los poros.

A cinco minutos del arrabal y a diez del centro vivía él, postrado en un sillón incómodo, con las maderas carcomidas, marrón, que yacía delante de una ventana por la que vislumbraba el mundo entero mientras encendía con fuego los papeles bicolores de la guerra. Sin una botella de cerveza, solo con los papeles bélicos y oyendo al negro que se las había tomado todas <<Cómo fue, no sé decirte cómo fue, no sé explicarme qué pasó, pero de ti me enamoré>> empezó a bosquejar las líneas oblongas del orbe que paseaba delante de él. Sus bocanadas de humo le maleaban el carácter y lo hacían reír y llorar por los efectos del desgarro visceral. Había bajado por una cerveza y no encontró alguna.

Él creía poder emular a los muertos, creía que podría trasladar sus testamentos implícitos que los habían puesto bajo tierra, pues él los recordaba, los recordaba a diario empuñando los ojos en el paraíso, en aquel sitio de transfiguración que ni Dios podía penetrar, en la purísima levedad de su ser mítico <<Cómo fue, no sé decirte cómo fue, no sé explicarme qué pasó, pero de ti me enamoré>>. Él no iba a morir, no todavía, hasta demostrar que el ser onírico no era mítico, que lo acaba de descubrir sin guarecer en sus sueños.

miércoles, 21 de octubre de 2009

Despenalización y pena


Columna de opinión

Nota: El autor de esta columna es un agnóstico auto confeso, combatiente de las ideas supersticiosas, obscuras e infundadas que difieran de la utilización del raciocinio. La vida prevalecerá con lógica e inteligencia, no pensando con la glándula pineal.

¿De lo general a lo particular (método deductivo) o de lo particular a lo general (método inductivo)? “¿Está en contra o a favor de la despenalización del aborto?” fue una pregunta que me formuló una estudiante de periodismo de una universidad privada de Lima (Definitivamente de lo general a lo particular).

No quisiera elevar una opinión utilizando este camino, así que tomaré el opuesto. Un estudio realizado por un grupo de investigadores del Instituto Guttmacher de Nueva York reveló la cifra de abortos legales e ilegales realizados luego de una investigación en 13 países en vías de desarrollo (Egipto, Nigeria, Uganda, Bangladesh, Pakistán, Filipinas, Brasil, Chile, Colombia, República Dominicana, Guatemala, México y Perú), y ciertamente es alarmante: casi 20 millones de bebés asesinados en tan solo un año. Planteando una hipótesis, tal vez algo descabellada, si estos bebés hubieran nacido, contando a solo estos trece países, en 15 años tendríamos a casi 300 millones de personas más (número relativo a la población total de los Estados Unidos). Podríamos crear una nación solamente de “abortados” de la misma densidad poblacional que el país más poblado de América.

¿Qué jodido puede estar todo esto? En el Perú la ley de la despenalización del aborto está desatando fusibles por todos lados. Tenemos la posición de la Iglesia Católica (que en lo particular no me es importante pero hay que respetarla como tal), la posición de Organizaciones no Gubernamentales (ONGs) dedicadas a la defensa de los Derechos Humanos, que están a favor de esta normativa, la de la opinión pública –que como siempre se divide, se contradice o se despreocupa- y la de los congresistas (unos a favor otros en contra).

Para formar una opinión responsable debemos saber qué se plantea hacer con la despenalización del aborto. Esta acción lo que busca es prevenir la muerte de miles de mujeres debido a la práctica ilegal que se realiza en condiciones infrahumanas. La mayoría de abortos inducidos ocurren por dos motivos: Porque el bebé es producto de una violación, o porque los padres (o la madre) no creen contar con el suficiente respaldo económico y con la madurez psicológica para criar a un niño (Se cagan de miedo y prefieren seguir de joda en joda) Con la despenalización también se busca abrir un camino para aquellas gestantes que saben que su pequeño nacerá con complicaciones que no le permitirán vivir más de un año, algunos meses, inclusive algunas semanas. Estas madres deberán ver perecer a su hijo y creo que eso causará un trauma y la violentará mental y emocionalmente.

Por principio se debe respetar la vida (Mi principio). Todos tenemos derecho a esta, tanto las madres como los hijos. Mi posición siempre fue contraria al aborto, y lo sigue siendo. No concibo la posibilidad de exterminar una vida inocente mientras un violador asesino, con una existencia errante, sigue paseando por el mundo. Creo que no es justo (Eso fue pensar con la glándula pineal – lo que se conoce como “pensar con el corazón”-). Pero utilizando la lógica, lo de la violación me parece una estupidez ¿Acaso el bebé, el inocente, debe pagar con su vida por la monstruosidad cometida por el delincuente? ¿Acaso el bebé es responsable de tal atrocidad? Si bien ciertos grupos sociales, con intereses de por medio, buscan proteger la salud, la vida y la dignidad de la mujer, considero que olvidan algo importante: proteger la salud, la vida y la dignidad del niño. Ambas pesan igual ¿Por qué? Dicen que las madres que lo son debido a que fueron violadas y que son obligadas a tener al bebé sufren al ver reflejado en el pequeño el rostro de su agresor o que este les recuerda la peor experiencia de sus vidas ¿Acaso el niño es consciente de esto? ¡Por favor! Es innegable e ineludible que muchas madres arremeten contra sus pequeños porque les tienen asco. Yo también considero que debe ser una de las experiencias más tristes la de ver a tu hijo y saber que su padre fue un hijo de puta que te sometió. Pero eso no es justificación para tener que negarle al pequeño la experiencia de la vida. En todo caso, si no lo van a soportar que los den en adopción “Nuestro sistema de adopciones es un caos y está a punto de colapsar” Entonces he ahí un problema de fondo mucho mayor a la promulgación de una ley que ampara el asesinato. Es todo un sistema pútrido y al borde del auto exterminio el que nos trae estas convergencias. “Mi hijito fue producto de una violación. Ahora tiene cinco y es la luz de mi vida, lo adoro y es lo mejor que me pasó”…este es el pequeño testimonio de una madre que aprendió a querer., que tuvo la nobleza de darle una oportunidad a alguien que no puede hablar. Como este, existen muchos otros casos más (honestamente son pocos pero existen). Por eso puedo concluir, en este punto, que un aborto por violación sería inviable, ya que podemos especular y crear conjeturas de lo que “podría suceder” cuando nazca esa personita, pero no estamos seguros. Eso sería actuar con animalidad y apelando al facilismo.

Por otro lado está el tema del aborto eugenésico, que no es más que la exterminación del feto o del embrión o como le quieran llamar al pequeñito, debido a que tiene complicaciones que no le permitirán llevar una vida “sana y digna”. Creo que por lo de tema de sano no hay discusión pero ¿digna? Qué es una vida digna, es simplemente un título salpicado de subjetividad y arbitrariedad. Bajo ese concepto deberíamos aniquilar a todo aquel que no se le considere digno. Matamos a los pobres, matamos a los indigentes, matamos a los feos, matamos a los gordos, matamos a las putas y a los cachudos, como hace muchos años quiso hacer un jefe militar en Europa exterminando a todos los judíos por no ser “dignos” ¿Les suena familiar?

El avance de la ciencia nos ha permitido alcanzar horizontes propios de cualquier novela de Asimov o cualquier alucinación de George Lucas, sin embargo, en esa sobrevaloración aún existe cierta dosis de incertidumbre. En la actualidad podemos conocer el sexo del bebé durante el embarazo, también se puede tener un bebé sin necesidad de un hombre, en algunas partes del mundo se puede elegir el color de los ojos y la forma del cabello, y también detectar si es que, quien viene al mundo, padece algún tipo de enfermedad, discapacidad (crónica, leve o irreversible) que le impedirá desarrollar una vida y aterrizará en una muerte segura. Aquí el tema se debería tratar con más pinzas. Un caso particular (fuente directa) es el de una madre a la que obligaron a tener un bebé con hidrocefalia (en vez de un cerebro tenía la cabeza llena de agua), la obligaron a amamantarlo y a cuidarlo. El pequeño murió a los 4 meses de nacido y la madre quedó con un vacío emocional, un trauma psicológico severo y con las ganas de nunca más tener hijos. Le hicieron daño a ambos seres. A la madre le quitaron la ilusión, le dañaron la psiquis y al bebé –paradójicamente- le arrebataron la vida al dejarlo vivir. En este caso, apelando nuevamente a la lógica y al sentido común, se sabe que esa vida no prosperará. Ya ni siquiera estamos mencionando el termino “digna”, simplemente se extinguirá con sufrimiento, y la madre quedará con una marca que solo las que pasaron por esto entienden. Para que este tipo de abortos se lleven a cabo debería existir un control riguroso y exacto. Se deberá determinar si, efectivamente, el pequeño no podrá vivir. Pero si entramos a temas de “vida digna”, no jodan. La discapacidad no es algo indigno, es más, probablemente la mente más brillante de este planeta en la actualidad, el profesor Stephen Hawking (físico, cosmólogo, divulgador de la teoría cuántica e investigador del origen del universo) nunca hubiera existido bajo estos conceptos de “dignidad”. El hombre no se puede mover. Está postrado a una silla computarizada y no puede mover ningún músculo de su cuerpo con excepción de los dedos de la mano derecha con los que maneja la silla. Matar a un niño o a un bebé es un acto condenable, dejarlo vivir sabiendo que va a morir es un acto diabólico.

Por último dos temas puntuales. La Iglesia Católica –Monseñor Juan Luis Cipriani- se aventuró a proponer que los niños que no son deseados porque son productos de violaciones, serían acogidos por ella ¡Por favor no dejemos que formen una nueva cruzada y nuevo ejército de zombis intolerantes a los que les lavan el cerebro!

Cifras de la organización Vida Humana de Guatemala

El mito que despenalizando el aborto disminuiría su incidencia: Esto se afirma dogmáticamente, sin expresar un motivo concreto de cual sería la causa de que, al legalizar el crimen intrauterino, disminuiría su incidencia. Al respecto, las estadísticas muestran empíricamente, lo contrario

En Gran Bretaña, la cifra inicial de abortos legales, corresponde a 1.969, con 49.829. Esta práctica se había elevado a 185.415 durante el año 2.004, lo cual implica un aumento del 272%, en sólo 35 años.

En España, según los registros del Ministerio de Sanidad y Consumo e Instituto Nacional de Estadística, la cifra inicial de abortos "legales" fue de 467, en el año 1.986. En el 2.004, la cifra trepó hasta 84.985, lo que implica un aumento del 18.198,07%, en menos de 20 años.

En EE.UU., la cifra inicial de abortos "legales", fue de 57.160 en el año 1.967. En 1.996, el número total de abortos fue de 1.504.790; es decir un crecimiento del 2.632,59% en treinta años. El total de abortos legales efectuados entre ambos años en EE.UU., fue de 36.405.760.

A la pregunta inicial ¿Está usted en contra o a favor a la despenalización del aborto? Yo debo responder, estoy en contra. Me he hecho presa de mis argumentos. Creo que el problema es de fondo, la evolución (o involución) a través de los años es aterradora. La calidad humana se sigue perdiendo poco a poco. Hoy hablamos de matar a niños por que sus madres fueron violadas, mejor hablemos de matar violadores para que no las ultrajen o de contrarrestar esto con otros mecanismos ¿Aborto responsable? Mejor no seamos irresponsables. Una caja de condones, una píldora, una inyección, o cualquier método para no salir embarazada y luego no pensar en matar a alguien. ¿“Vida digna”? ´díganle a los políticos que dejen de robar y de meternos porquería en la cabeza así podrán tener una vida más digna. Leamos, critiquemos, aprendamos, escuchemos, toleremos, así nosotros llevaremos una vida más DIGNA.

“Ella va triste y vacía, llorando una traición con amargura, por aquél que le decía que era su amor y su locura. Pero en todo este pasaje de la vida, ha sabido mantenerse con decencia, aunque muchos habladores la confundan, aunque muchos traten de inventar con ella. Ella va triste y vacía, caminaba tan orgullosa y de su dolor nadie sabía….”

Héctor Lavoe

martes, 29 de septiembre de 2009

Escribir: acción del alma

Ayer olvidé cómo escribir. A las dos de la madrugada me senté frente a la máquina, estiré los dedos, los meneé de un lado a otro, y hasta los chasqueé, apunté los ojos hacia la hoja y me quedé inmóvil. Prendí un cigarrillo y puse a los Charlies, puse a Sinatra, puse a Fitzgerald, puse a Jacques Brel, hasta a los Beastie Boys y nada. No salió nada.

Recordé un capítulo de la serie Padre de familia, uno en donde, precisamente el padre de la familia, olvida cómo sentarse. Sentarse: la acción de ubicar los glúteos de manera delicada o brusca en una silla, sillón, banca, roca, cama, etc. debido a cansancio, ocio, comodidad, tertulia, condena a muerte y otras razones. Sin embargo el acto casi poético de “tomar asiento” (no sé cómo lo toman) termina siendo autómata, programado y repetido durante lo que dura el día. Nos sentamos para estudiar, para descansar, en el auto, en el colectivo, nos sentamos porque nos dijeron que nos sentemos, nos sentamos porque nos dijeron que nos quedáramos parados. Nadie podría olvidar cómo sentarse –hasta donde yo podría razonar- ya que son actos robotizados ¿Y escribir? He aquí el aspecto inicuo y tozudo de la memoria y el ejercicio. Escribir: el acto de transportar las ideas a un papel (desde hace poco menos de medio siglo también se incluye el traspaso de ideas por medio de unas teclas a una pantalla).

No recordaba ni siquiera los procedimientos. Escribí una línea y la borré. Escribí una oración y, al igual que la línea, la exterminé. Escribí un párrafo y traté de seguir, pero no funcionó, trasladé ideas, ideas que tenían complicidad y ciertas formas ¿Por qué no funcionó si, ciertamente, se ajustan al concepto? A la mitad de los 21 años comprendí un poco más lo que es escribir, o al menos comprendí lo que no es. No es la simple acción de transportar con velocidad o lentitud las imágenes o ideas que deambulan como indigentes por los rincones del cerebro, no es solo adornar con colorines ni estilos algún conglomerado de párrafos, ni escribir un título del que se puede desprender un texto asesino o inmoral o cojudo o intelectual o, por último, comercial. El que escribe como un helado autómata no escribe, redacta. Utiliza las leyes y normativas que encontró en algún cuadernillo cochino y perturbador para ordenar el alfabeto de manera aleatoria.

El robot que vive en mí no tiene la facultad para hacer arte. Jamás encontrará la capacidad para estamparse contra un texto que le carcoma el alma y lo haga llorar. Cuando ese robot escriba no sentirá nada porque solo estará redactando. Quise escribir una historia que me golpeara, pero terminé llenándola de adornos inútiles y hasta dignos de autocensura. Qué molestia.

Poco a poco comprendo, cada día un poco más, lo que es escribir. Me voy convenciendo que tiene que ver con el alma. Esa que se instala entre las tripas y los intestinos, y baja hasta el sexo. Como decía Voltaire “Comparad el alma del gran Arquímedes con la de un imbécil ¿No tiene más relación el alma de un perro de caza con la de un niño de 10 años, aunque sus cuerpos sean tan distintos?” Tal vez tenía razón, tal vez no todas las almas son iguales. Cuando redacto uso el cerebro, cuando hago arte lo hago con el alma, con mi alma. Por eso nadie más puede hacer lo que yo, y por eso yo no pudo hacer lo que alguien más puede.

viernes, 25 de septiembre de 2009

Ser peruano es...

Tan difícil como responder quién fue el mejor presidente de este país, si existe el comunismo, si es Santana o Hendrix (o Slash) , si existe un infierno o un cielo –o quizás si ambos están en la tierra-, si es cebiche o ceviche, tan difícil como responder quién mató a Kennedy (En el fondo sabemos que fue la CIA) o tan difícil como saber si algún día iremos a un Mundial. Veintiocho millones y algo más de personas y ninguno va a poder responderlo con certeza, tal vez veintiocho millones y algo más de versiones; pero en el fondo todos sabemos que el Perú es de PM, ¡No! No Para Morirse, sino excitantemente genial (para no exponer literalmente el real significado de las siglas).

Sí pues, el Perú es genial. Es un país donde puedo veranear un día y al otro estar en una montaña con nieve, es el país del buen comer, el país donde los vagos votan por internet y nuestra Maravilla se ubica entre las siete mejores, donde la camiseta de la “U” sale entre las más bonitas (¡Qué abusivo!), donde hacemos que las partituras de nuestro Himno Nacional figure entre las más bellas –cuando en realidad la mayoría se sabea las justas el coro-, donde Mariela Balbi le podría ganar un concurso de belleza a Heidi Klum …(¡Más abusivo todavía!) !Ay qué lindo es el Perú¡ Aquí también reelegimos presidentes ineptos (¡Toma mientras Alan!), hacemos que figuras -o figurones, o figuretis – como Tongo se hagan famosos, creemos que si la Cicciolina estuvo en el senado italiano por qué Susy Díaz no podría estar en el congreso peruano… ¡Qué rico es el Perú!

Apollo Creed: “Estados Unidos es la tierra de la oportunidad y yo lo voy a demostrar dándole una oportunidad a un boxeador blanco a que pelee por el título el día del cumpleaños de este país” ¡Mentiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiira pues, mi querido Apollo! Tengo que desmentir al afamado personaje de la gran película Rocky… Apollo Creed no conocía el Perú ¡Esta es la tierra de la oportunidad! Acá un presidente malísimo vuelve a serlo –presidente y malísimo también- (toma de nuevo Alan) , acá cualquiera con DNI y mayor de veinticinco años puede postularse para ser padre de la patria y llenarse de dinero con las justas sabiendo leer, aquí un inexperto e improvisado puede dirigir la selección de fútbol, y si usted, señor, que me está leyendo, tiene menos de cuarenta años y está medianamente en forma….!Partida y dos fotos a la Videna! Admisión abierta, de repente lo llaman para jugar de volante de marca. Acá en el Perú me cobran “chinita” todo Abancay, todo Canevaro o todo Bolívar, acá en el Perú no se coimea… ¡Se colabora con la policía! Acá se puede hacer de todo.

Sin embargo, fuera de esta linda tierra es cierto que se le quiere más, con todas sus vicisitudes. Desde La Plata, Argentina, a veces se me deslizaban las lágrimas cuando pensaba en Lima, en el Perú. Cuando extrañaba todo. Se extraña todo. Por momentos nos quejamos de lo jodido que está el Perú “¿En qué momento se había jodido el Perú?” ¿Si o no Zavalita? ¿Si o no don Mario? (Gracias Don Mario)... En qué momento. No sabemos, y quizás nunca lo sepamos. Tenemos una relación de amor odio donde un sentimiento no podría existir sin el otro. A título personal ser peruano me llena de orgullo, ser peruano me hace querer decirlo sin vergüenza, ser peruano me hace heredero de la cultura más grande de este continente ser peruano me hace multicultural, multirracial, multiclimático (Si es que existe esa palabra) multitodo. El Perú es un pedacito de edén que se desprendió y se cayó en una gran masa de tierra entre el Pacífico y el Atlántico. Gracias, Perú. Te amo.

viernes, 11 de septiembre de 2009

Los no amigos


No quiero preguntar cómo te fue, porque no me vas a contestar en el instante, y si no me contestas para qué caer en la retórica. Nunca fuimos grandes amigos, ni siquiera buenos amigos, ni por asomo, medianamente amigos, que se ajusten al concepto íntegro de la palabra –o al menos de la amistad-. Solamente llegamos hasta el terreno de cómplices observadores que un día dejaron de gastar saliva en palabras y empezaron a derivarla hacia lo carnal, que dejaron que sus fluidos se aparearan en unas escaleras oscuras de un edificio con forma de queso. En aquel momento nos gustaban los jugueteos, jugueteos vespertinos hasta que llegara algún impertinente que nos restregaba en los rostros, y en la saliva, las pocas cuerdas que nos abrasaban.

Fuimos un par de púberes con no más de dos años de diferencia que jugaban a ser los adultos jóvenes del American Life Style, pequeños renegados conservadores que podían resistir los besos y hasta el roce de los muslos y de las manos rodando por las ondulantes de nuestros egos, pero que jamás, ni por asomo, fuimos amigos, porque a mis amigos los cuento con la misma intención con la que pinto cuervos en mis paredes: con mucho cuidado.

Las excusas perfectas para ir a verte eran los entrenamientos y la bicicleta. Si hubiera dejado de llevar una bicicleta no habría tenido los cojones para decirte que cuando iba a tu casa era porque quería besarte, no me interesaba hablar contigo, no tenía la mínima intención de caerte bien, ni siquiera quería ver a tu hermano (sabía que él no estaba al atardecer) que era mi amigo –y hasta ahora lo es- tampoco de ser un macho, solo quería besarte. Pero, cómo decirte que lo único que solo quería era ese par de lunas rosadas que se dibujaban bajo tu pequeños hoyos.

El viento me está destruyendo las canas. He venido a Montparnasse a comprar un lugar. No quiero nada ostentoso como la tumba de Porfirio Díaz, porque él siempre vivió así: arriba, con sus galones machacadores, y sus bigotes blancuzcos, limpísimos, totalmente aburridos. Yo quiero una como la del gran Julio, una sencilla plancha blanca que me cubra del sol y de los vagos, y de los oportunistas –que lo seguirán siendo pero yo no los veré-.

Logré llegar a París. Ese fue mi gran sueño, pero tú nunca lo supiste, recién ahora. Me obligabas, porque era eso lo que hacías, obligarme a ver tus ojos, tu contorneada figurita a los… años, tu cabello que en ese momento no se había contaminado para tener “belleza”. Tú me ponías un arma en la sien y me obligabas a verte todos los días en el mismo lugar, durante el mismo tiempo, pero nunca supiste que me estabas obligando. Qué grandotes tus ojos.

Tú ni siquiera sabías si yo tenía sueños (por supuesto yo no sabía ni qué hacías antes y después de nuestra hora de encuentros furtivos), tenías un par de prejuicios revoloteando por tu cabecita bella, ideas que se asociaban con el grosor de mis piernas y de mis brazos, con mi actitud de camión en alguna competición ¿Te aburría? No me culpes, no sabía ni cuál era tu libro favorito, no sabía si te gustaba leer o qué te gustaba leer, no sabía si quiera si sabías leer. Suponía que sí, estudiábamos en el mismo lugar. Tenía 15 años y un conglomerado de dudas al costado.

Qué inverosímil decírtelo luego de… años, espero que no te dé un infarto y que aún sigas en Lima. Aunque de repente recibes esto en Haití.

Por los amigos que nunca fuimos. Por los amantes crepusculares de un par de besos. Estaré cerca de Julio, jamás de Porfirio.

martes, 18 de agosto de 2009

Una mujer


Una mujer : definitivamente inteligente., culta, que sepa de qué habla pero que no se jacte de ello, que sea una dama pero que no le moleste ensuciarse las manos, ni romperse una uña (tal vez dos , o cinco),que le guste caminar y reirse bajo las sombras de los árboles. Que considere la combi un carruaje real en el que la llevaré durante un tiempo, pero que tampoco crea que siempre será uno de esos bichos con motor. Que cuando sea un BMW no se crezca ni empine la nariz, sino las lágrimas recorreran más rápido hacia el enladrilado. Que sea contestataria, y a veces contestona. Que destruya los paradigmas que la ruborizan. Que tenga ropas de doncella, pero que sepa que no valen nada si no se introduce en ellas. Que me controle, que el poderío de sus brazos no solo se extienda en derredor de mi cuello, sino también de mi vida. Que aun así sepa cuándo detenerse y no aprehenderme.Que no mire mis dientes, pero que sí los lama. Que sacrifique su vida por su hijo , y que me obligue a hacer lo mismo. Que no me deje hablar con Eaco en el averno cuando la vaya a rescatar, pero que me deje un camino para no fracasar en mi misión. Que sea preciosa, morena, rubia, pelirroja, alta, delgada, rolliza, pigmea, tuerta, loca, cuerda, alta otra vez, pero que sea preciosa. Y si no es nada de lo antes mencionado, que siga siendo preciosa. Que me deje admirarla por el simple hecho de haber salido de otra igual, pero más sabia. Que sea mejor que yo, pero que me admire, así yo la admiraré y podremos vivir la mentira más real que existe, el engaño consciente del que nunca querré salir y que, solo, en ese momento, deje de ser sensata. Que en las reuniones sea una dama y en la cama una casquivana.


Que me deje amarla y morir por ella.


sábado, 15 de agosto de 2009

Así te importe un bledo




Aún conservo tus libros de inglés. Recuerdo cuando me los prestaste para que mejorara y practicara el idioma –porque en ese momento tu hermana estaba de viaje y tú todavía planeabas el tuyo-. El próximo te tocaría a ti y yo quería ir contigo, no quería dejarte ir sola.Sé que deseas que las cosas te vayan bien, habrías de ser loca para pensar lo contrario. Yo también lo deseo, aunque probablemente eso te importe un bledo, y me alegro que hayas encontrado un camino, que te hayas alejado por completo de tus dudas y que ya ni siquiera me odies, ni me tengas ganas, ni me quieras, ni sientas nostalgia. Es mejor no pasar ni cinco minutos conmigo, así todo estará bien, no tengo oposición. Odio las miradas perdidas en el espacio, odio los “me tengo que ir porque estoy ocupada”, y aquellos pretextos reales que existen entre nosotros. Entre nosotros ya no hay nada, no queda ni ese beso a medias en un cine, no quedan las ganas de vernos por casualidad –o causalidad- en un salón frío y amarillo. Ya no quedan ni las incómodas posturas para disimular que no estamos ahí, ni rezagos de un muerto que no revivirá.Trabajas, amas, haces el amor, copulas, estudias, lees, qué no estás haciendo .Vives. Yo estoy bien, pero eso te importa un bledo, y qué genial. No me importa que no contestes, ni que sientas risa cuando leas esto, tampoco me interesa que desvíes la mirada en el único momento que convivimos en la semana. Discúlpame por los momentos extraviados, por las promesas incumplidas, por las veces que “arrugue”, por las molestias en general. Yo no quise. Te cité solo para decirte eso. Lo lamento. No te interesa. Ríete, síguete riendo, jamás volveré a arrancar una lágrima de tus ojazos. Jamás otro momento de reflexión con este, su servidor. Nunca te mentí. Nunca fui injusto, siempre supe dónde estabas y siempre tendrás el mismo lugar, así te importe un bledo.

Mucha suerte. Porque siempre serás “aquella”.


viernes, 7 de agosto de 2009

Los deicidas del presente (1era parte)

Un post poco elegante. Desde las tripas.

Yo ya no voy a la iglesia, me he declarado agnóstico (imagino que hasta cuando esté en mi lecho de muerte donde volveré corriendo, movido por el mismo sentimiento que mueve a los corredores de autos) , pero hace una semana bautizaron a la hija de un gran amigo, e hice una aparición luego de tantas lunas recluido en un cuarto azul de 4x4 -no era una camioneta- y seguí descubriendo la grandiosidad de Julio Cortázar porque tenía razón en las instrucciones de cómo comportarse en la biblioteca y en la iglesia "Nunca te pelees con un cura", ese día yo sí lo hice.


Salí de casa a las 6 de la tarde (Tarde), mientras ajustaba el nudo de la corbata asimétrica y me acomoda el ventiúnico saco de traje que cuelga en mi perchero. Los zapatos estaban bien lustrados porque mi abuelita me había "colaborado" la noche anterior. Por suerte la iglesia solo quedaba a unas cuadras de mi hogar (Eso me ahorró la combi, o en su defecto el taxi) así que caminé presuroso. No me di cuenta de las bocinas chillonas de los autos, ni de las panzas grasosas y graciosas de los vendedores de autopartes y pintores, ni del cielo color azotea -ya me aburrí del color panza de burro- solo lo sé porque imagino que estuvieron ahí como lo están desde antes de abrir este blog.


Acepté ir por la espontaneidad de la sonrisa del bebé, algo que no se consigue con facilidad, pero nunca sería tan entusiasta, así que me senté en el extremo de la última fila de la derecha. Para esto la gente andaba de pie porque el cura estaba manipulando un artilugio. No lleve un Ipod porque no tengo, y si lo llevaba no lo iba a encender porque probablemente hubiese olvidado cargarlo en la computadora, no lleve un libro porque no tendría donde guardarlo, no lleve uno de bolsillo porque los que tengo ya los leí. Llevé cigarrillos rubios, pero mi desfachatez no colinda con esos extremos... todavía. Solamente lleve ideas en la cabeza, por suerte, parafraseando al che, nadie me las puede quitar, ni en una iglesia, ni siquiera en un hospital. Así que no regale atención, tampoco la preste.


El olor a incienso y esa increíble atmósfera de Medioevo que destilaba el templo me tenían extasiado, adormecido por mis cuatro costados. Aún faltaban 20 minutos cuando el cura se desprendió de su sillón dorado y rojo, y procedió para el sermón, uno de esos que escuché 11 años seguido debido a los colegios religiosos que me acogieron durante mi pintoresca vida de escolar. Yo tenía atravesados a muchos curas en la yugular, tenía un par que eran muy buenos amigos y otro par que pillé teniendo amoríos en el despacho de la iglesia. Una vez, en el réquiem de mi abuelo uno de ellos se atrevió a llamarme la atención porque estaba hablando con mi papá -sé que de manera poco prudente, pero qué podía hacer, no había pasado mucho tiempo desde su separación con mi madre-.


Ante la mirada estupefacta y llena de cucufatería de un sinfín de tías que fueron ese día, me levanté y salí "Oiga jovencito, esta es la casa de Dios. Cállese y escuche. Acá no se viene a conversar", tremendo pajero. Nunca fui un hipócrita, menos en ese momento (uno de los primeros momentos donde seguí mi convicción: la convicción de mandar a la mierda sin decir "mierda"). Al ver que me levantaba de esas bancas las tionas casi se desmayan "Cómo puede ser posible. Leonardito faltándole al cura" Por ahí también escuché un "Le va a mandar un rosario cuando se confiese". Que yo sepa, por respeto, para no seguir interrumpiendo a alguien en un lugar donde no deseas estar, te paras y te vas.

Por ahí le dicen libre albedrío ¿no curita?


Años después las cosas no han cambiado mucho. El día del bautizo me volví a levantar del asiento, pero esta vez no para irme.

Continuará...





lunes, 27 de julio de 2009

Microrrelatos



Yo, estúpido

De pronto oigo en la radio de mi reproductor los números premiados de la lotería. Sí, sí ¡ya! Gané, gané, salté, revoloteé, la vida me ha cambiado, no volveré a pisar más las infelices calles de ese barrio mugriento, no más cuentas por pagar, no más trajes prestados para las fiestas. Brinco y abrazo a cuanto idiota se me aparece enfrente. De pronto un pordiosero me estira la mano y me ruega una moneda. Mi algarabía y mi efervescencia son tan grandes que le doy las llaves de mi casa y me voy riendo. Luego, más calmo, pienso que el pordiosero siempre se preguntará ¿Dónde vivo?

Tres días

Luego de tres días Jesús volvió a la vida. Luego de tres días de nacer yo morí. Mi visión aún no era clara pero recuerdo su voz, su voz abrigadora y amorosa, sus brazos grandes y él al lado, cansado. Yo podía percibir su respiración y sus latidos, su corazón palpitaba muy despacio, Yo no sabía que nosotros podíamos escuchar el sonido de los parpados al cerrarse. Luego de eso solo escuché un ¡pum! Después tomé la forma de un hombre y ya podía hablar, oír, ver y caminar. Lo último que oí fue el estruendo de dos vehículos a velocidad y unas siete voces gritando y desvaneciéndose.

Hoja en blanco

La pérdida de la autenticidad cosecha mi peor rostro, no me deja comprender lo leído, mucho menos lo escrito, me hace brincar por la plancha ubicada a babor del barco de las ideas, margina la desnudez de mis neuronas y las viste de rameras fracasadas que ya no se posan en la acera, que ya perdieron la mística y que ni para putas les alcanza la clase. Los falsetes que golpean mis tímpanos llegan directo a mis venas y contaminan al intermitente. La hoja en blanco se mancha solo de excremento verde y coágulos pesados y las doce campanadas parlan en italiano y me dicen finito.

lunes, 13 de julio de 2009

Sueños artificiales


Colmado, Pablo, llegó a su casa. Su rostro era largo y diáfano. Un ventarrón podría haber sacado volando su cuerpo, sus anteojos de marco color caoba inyectaban sus ojos, y el cerquillo bien peinado le recorría la amplia frente. Trabajo, trabajo y trabajo era su ideal, la soledad su maldición. Era un vaso a medio llenar, un cenicero sin cenizas, un día con horarios. Magullado, arropado, con una revista entre las manos, sus ojos fueron presa de sus párpados. La sed lo levantó y lo llevó a la cocina. Acompañado de un bostezo reposó en la entrada, de pronto oyó <>. La silueta del extraño se dibujó con la luz que se colaba. Miedo, preocupación y Pablo, en un mismo espacio, ¿Abuelo? dijo él extrañado al ver el rostro develado. Pablo retrocedió. Es imposible, tú estás muerto. Regresó Pablito. Su rostro era lívido y amplio, el cabello blancuzco le caía sobre las orejas y sus ojos parecían odas <>, dijo el viejo, mientras a Pablo las lágrimas se le deslizaron y su cabeza se acomodó entre el hombro y el cuello del viejo. Sus palabras eran el fiel reflejo de sus canas.

- Los misterios de la vida hijito... los misterios de la vida.

- Dirás de la muerte.

- Es lo mismo, una está incluida en la otra.

- ¿Para qué has venido?

El viejo quedó como hechizado por la Gorgona. Vamos a dar un paseo. Con pasos aletargados y largos adelantó a Pablo y salió por el frente. En un santiamén Pablo se encontró parado delante de una imponente mansión que parecía sacado de Las mil y una noches ¡Mamá! ¡Papá! Gritó Pablo. Eran dos viejos, no tan viejos como el Virgilio de Pablo ¡Mamá! ¡Papá! Les seguía gritando en vano a la guapa morocha y al hombre blanco de dientes amarillos.

- Ellos no te escuchan, aparte no te esperan a ti, sino a él –. Con una poderosa mirada, el viejo, apuntó a la entrada del caserón <>, pensó Pablo. Del vehículo bajó Pablo (un Pablo paralelo) acompañado de una deliciosa muchacha. Cabello color ébano brilloso, carnosas pantorrillas y pies perfectos. Su piel era blanquísima y lozana.

- Es mi antigua novia, Bianca -.Pablo parecía entender lo inverosímil de la situación. Eran el resultado ineludible de su propia tragedia, de su propia decisión <>, pensó él. Se sentó en la acera y lloriqueó cual niño sin su biberón. Su abuelo lo acarició <> Con la cabeza entre las piernas y los anteojos en la mano, Pablo apretó fuerte los ojos y se quedó inmóvil. Los abrió. Se levantó y corrió ¡Abuelo! ¡Abuelo! Gritaba.

- ¡Abuelo, estás aquí! -.Le dijo al encontrarlo.

Lo abrazó << ¿Qué pasa? >>, le dijo el viejo. Abuelo soñé algo muy feo. Soñé que vivía solo, que nadie me quería, que no hablaba con mamá ni con papá, que te habías muerto y que me venías a visitar porque me había quedado solo.

- Hijito mío yo estoy aquí. No te preocupes, No te vas a quedar solo. Ahora cámbiate que tienes que ir a la escuela… yo estaré esperándote en casa. Luego me contarás bien el sueño que tuviste.