lunes, 13 de julio de 2009

Sueños artificiales


Colmado, Pablo, llegó a su casa. Su rostro era largo y diáfano. Un ventarrón podría haber sacado volando su cuerpo, sus anteojos de marco color caoba inyectaban sus ojos, y el cerquillo bien peinado le recorría la amplia frente. Trabajo, trabajo y trabajo era su ideal, la soledad su maldición. Era un vaso a medio llenar, un cenicero sin cenizas, un día con horarios. Magullado, arropado, con una revista entre las manos, sus ojos fueron presa de sus párpados. La sed lo levantó y lo llevó a la cocina. Acompañado de un bostezo reposó en la entrada, de pronto oyó <>. La silueta del extraño se dibujó con la luz que se colaba. Miedo, preocupación y Pablo, en un mismo espacio, ¿Abuelo? dijo él extrañado al ver el rostro develado. Pablo retrocedió. Es imposible, tú estás muerto. Regresó Pablito. Su rostro era lívido y amplio, el cabello blancuzco le caía sobre las orejas y sus ojos parecían odas <>, dijo el viejo, mientras a Pablo las lágrimas se le deslizaron y su cabeza se acomodó entre el hombro y el cuello del viejo. Sus palabras eran el fiel reflejo de sus canas.

- Los misterios de la vida hijito... los misterios de la vida.

- Dirás de la muerte.

- Es lo mismo, una está incluida en la otra.

- ¿Para qué has venido?

El viejo quedó como hechizado por la Gorgona. Vamos a dar un paseo. Con pasos aletargados y largos adelantó a Pablo y salió por el frente. En un santiamén Pablo se encontró parado delante de una imponente mansión que parecía sacado de Las mil y una noches ¡Mamá! ¡Papá! Gritó Pablo. Eran dos viejos, no tan viejos como el Virgilio de Pablo ¡Mamá! ¡Papá! Les seguía gritando en vano a la guapa morocha y al hombre blanco de dientes amarillos.

- Ellos no te escuchan, aparte no te esperan a ti, sino a él –. Con una poderosa mirada, el viejo, apuntó a la entrada del caserón <>, pensó Pablo. Del vehículo bajó Pablo (un Pablo paralelo) acompañado de una deliciosa muchacha. Cabello color ébano brilloso, carnosas pantorrillas y pies perfectos. Su piel era blanquísima y lozana.

- Es mi antigua novia, Bianca -.Pablo parecía entender lo inverosímil de la situación. Eran el resultado ineludible de su propia tragedia, de su propia decisión <>, pensó él. Se sentó en la acera y lloriqueó cual niño sin su biberón. Su abuelo lo acarició <> Con la cabeza entre las piernas y los anteojos en la mano, Pablo apretó fuerte los ojos y se quedó inmóvil. Los abrió. Se levantó y corrió ¡Abuelo! ¡Abuelo! Gritaba.

- ¡Abuelo, estás aquí! -.Le dijo al encontrarlo.

Lo abrazó << ¿Qué pasa? >>, le dijo el viejo. Abuelo soñé algo muy feo. Soñé que vivía solo, que nadie me quería, que no hablaba con mamá ni con papá, que te habías muerto y que me venías a visitar porque me había quedado solo.

- Hijito mío yo estoy aquí. No te preocupes, No te vas a quedar solo. Ahora cámbiate que tienes que ir a la escuela… yo estaré esperándote en casa. Luego me contarás bien el sueño que tuviste.

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