domingo, 17 de mayo de 2009

Entrada extraordinaria: Carta a mi padre

(De preferencia abra el siguiente vínculo y escuche mientras se lee. http://www.youtube.com/watch?v=vnRqYMTpXHc)
Porque siempre tendremos los colores del arcoiris.

¿Recuerdas el día en que nos molestamos? Aquel día en el que, jironeando, cruzamos más que un par de carajos porque me había entrado una llamada que me puso como un orate, una de esas que te hacen olvidar el mundo, y hasta a la gente que tienes alrededor. Yo lo recuerdo clarito. Se me deslizaron las lágrimas –Al igual que en casi la mayoría de nuestros últimos encuentros antes de tu partida-, no fue tu culpa, probablemente un adjetivo demás en tus palabras, pero nada grave. Totalmente comprensible tratándose de un padre que pasa el rato con su hijo y que no quiere interrupciones.

Gracias por la vida. Gracias por molestarme tanto y por decirme “palomilla de ventana”. Gracias por nunca dejar que me contaminase con SUS problemas conyugales. Gracias por presionar cuando tuviste que presionar. Gracias por abrazar cuando tuviste que abrazar. Gracias por picarme y meterme el bichito para que leyera a Twain, o a Kipling, o a Dickens, o a Verne, (Aunque créeme que aún están pendientes porque en vez de ellos empecé a leer a Poe, y a Faulkner, y a Dostoievski, y a García Márquez y a MVLL, que tan mal te cae).Gracias por obligarme también a escuchar a Caruso, y a Lanza, y a Gigli, y a Domingo (Y por hacerme dar cuenta, aunque de manera poco depurada para mí, de la diferencia que hay entre ellos). Gracias por nunca esconder un “Te quiero” conmigo, y sobretodo gracias por siempre hacerme sentir especial y por ser mi papá.

Quizás la vida no haya sido como la planeaste. Te aseguro que la vida para mí no es como la planeé, o mejor dicho como la creí (Porque antes de los veinte años es muy poco lógico que alguien planee su vida), pero no cambiaría ni un solo segundo. Hay situaciones que hubiésemos preferido que no pasen…Sin embargo, sin esas situaciones no seríamos quienes somos hoy. Soy una persona muy afortunada. No sé qué errores habrás cometido en la vida, no sé qué decisiones habrás tomado con las que no quedaste contento; o con las que quedaste decepcionado…quizás frustrado (Todos, en algún momento abrimos las puertas de nuestro propio purgatorio…pero eso ya lo sabes porque tú sabes casi todo), pero yo no soy quién para juzgarte, menos aun si siempre fuiste honesto conmigo y nunca quisiste hacer daño.

Nuestra confianza se fue afianzando, probablemente, luego de SU separación. Aunque suene un poco paradójico, luego de que mi mamá y tú dijeran adiós comencé a conocerlos más y de forma más individual. Para mí siempre fuiste mi superman, el héroe que todos queremos que salte de la historieta a la realidad. Luego, cuando adquirí una conciencia más amplia, me di cuenta de que los superhéroes no existen, pero también aprendí que hay malas personas, buenas personas y grandes personas. Y tú eres una gran persona. No eres un superhéroe. Eres humano. Las cosas te duelen, te joden, te alegran, te enorgullecen… igual que a mí me enorgulleces tú.

Dicen por ahí que la paternidad es un estado no natural. Fisiológica y psicológicamente no estamos conectados como una madre con su pequeño bebé, o con su pequeño idiota que se va a casar pero sigue siendo su pequeño bebé. Pero, por alguna razón, que no he podido explicar yo nunca te dejaría de querer… y de sentir, así estés a miles de kilómetros.

Me hubiese gustado que papapa nunca se fuera. Me hubiese gustado tenerlo un poco más, tal vez hasta la universidad ¿Qué cosas no habríamos hecho los tres juntos? ¿De qué no hubiésemos hablado? De repente seríamos diferentes, no sé si mejores, pero sí diferentes. No importa, la vida nos tocó así. Siempre recuerdo a mí abuelo y créeme… él estaría muy orgulloso de lo buen padre que eres…. Porque eres de los mejores, el mejor que cualquiera podría pedir. Por eso, un solo favor… solo uno… no me dejes de querer. Yo sé que me vas a decir (O debes estar pensando) que es una estupidez… que nunca vas a dejarlo de hacer, pero igual quiero asegurarme. No me olvides. Yo sé que nos vamos a volver a ver....Pero, ¿Y si no?, tú me has enseñado que la vida se puede terminar en cualquier momento y hay que aprovechar el instante. Porque cuando se acaba ya no hay más películas en el cine, ya no hay más helados que disfrutar, ya no hay más dónde divertirse, ya no hay más comida que tragar, ni baño donde cagar, ya no hay nada; cuando se acaba… se acaba.

Una llamarada de alegría nunca se apagó en ti, hasta en los momentos más mierdas de la vida. Nunca me dejaste de querer. No sufras, no llores. Yo voy a estar bien. Créeme, me enseñaste a sobrevivir en muchas situaciones. Y aunque a veces parezca que me derrumbo… no te preocupes, si tú estás bien yo puedo seguir. Estando lejos va a ser más difícil pero quién dijo que sería fácil.

Perdón si alguna vez te hice sentir un mal padre o te hice pensar que me hacías daño. Perdón si cometí la cojudez de pensar que tú no me querías de manera tan prematura en tu vida. Tal vez no soy lo suficientemente fuerte como tú lo eras a mí edad, o lo suficientemente avezado, o lo suficientemente decidido, o realista, o machista, o inteligente, o culto. Pero soy lo que soy. Y tú eres lo que eres (Ya parezco el puma Carranza con “La U es la U”) y así como te conozco te amo y siempre serás mi superhéroe. .. Aunque sepa que estos no existen.

Gracias.

sábado, 2 de mayo de 2009

Los angelitos de Ate



Seguramente fue la gripe porcina. O quizás se comieron un chanchito, o una parrillita y les cayó mal. O tal vez la crisis financiera. O fue porque atacaron en el VRAE al Jefe del Comando Conjunto. No, no. Ya sé., fue culpa del General Donayre por andar hablando barrabasada y media. Dicen que fue el clima voluble, cambiante, tornadizo, al que se expone diariamente Buenos Aires. O no, no, fue el juez San Martín, ese huevón tuvo la culpa, o mi tío Phillip por encajarse en unos trajes muy caros y en su reloj Cuervo y Sobrino con los que parece el alter ego de Vito Corleone. No lo sé, lo que sucede es que ahora, estos señores, que no aprenden, que vienen reflejando las falencias mentales de los futbolistas nacionales, andan tratando de encontrarle la sinrazón a la razón de esta exclusión.

Dos a cero. Métanse en la cabeza, el único resultado, el ÚNICO posible, que podría haberles arrebatado la clasificación a segunda ronda, ocurrió.

Los zapatos bien lustrados pisaron Eseiza, mientras los mentones levantados apuntaban en dirección a la gloria, a una gloria que no se esforzarían por conseguir, una satisfacción que, luego de tantos años, ellos deberían saber que no llega sola. Auriculares en los oídos, lentes de sol y flashes a la orden del día hacían creer que llegaba Oasis a Argentina ¿Pero si esta semana tocarían en Perú? Sí, pues. Efectivamente, Oasis tocaría en Lima. Quienes llegaron con aires de grandeza y emulando a los hermanos Gallagher fueron los angelitos de Ate.

Esos que, si Lolo viviera (¡Ay, si Lolo viviera!), harían que se vuelva a morir para no ver así a la U. Por el amor de Dios, jugarían en el Nuevo Gasómetro, no en el Julio Lores Colán de Huaral. El Nuevo Gasómetro, el estadio en el que se ejerce más presión –luego de la Bombonera- en uno de los países donde el fútbol hace rato dejo de ser un deporte y se volvió un estilo de vida. San Lorenzo es el único equipo que le saca ventaja a Boca Juniors en el récord de enfrentamientos entre ellos. No son los once amigos, así estando liquidado, magullado, en lo más bajo, los granates son un equipo que le pueden ganar a cualquiera en el mundo, que tienen a uno de los argentinos que más sabe de fútbol (y que mejor viste) como estratega. Ya quisiera Reynoso tener el palmarés del Cholo. ¡Qué abusivos para llegar a Buenos Aires con eso aires!

Gino Pinasco, Juan Carlos Noli y Germán Leguía fueron de compras. ¿Para qué va toda una comitiva si el equipo llegaba bien? ¿Quieren ser parte de la historia? ¿Quieren estar en la fotografía digital que salga en los diarios capitalinos acompañada de titulares rimbombantes y fastuosos que nos harían creer en la “mejoría” del sistema parasitario que es el fútbol? Encima fue el comechado mayor, el líder de los incapaces, la vergüenza hecha hombre, el descaro materializado, nada más y nada menos que Manuel Burga Seoane.

A qué salió Superman. Raúl Fernández, probablemente el arquero con mayor proyección en el fútbol nacional, estuvo en una noche funesta, como para meter la cabeza en un hoyo (o en el arco donde le encajaron los dos). En el primer gol despegó del suelo con gran potencia y agilidad, demostrando sus dotes naturales, pero al acercarse más y más y más al balón todo se desvaneció y el cuadro con la foto perfecta fue invirtiéndose. Un aplauso al aire, el balón que lo sobrepasó y Ronaille Calheira, uno de los boletos de lotería premiados que obtuvo José Mallqui, sabiendo que este muchacho no tenía la trayectoria y que solo había dado rasgos de buen juego en un campo de futsal, empujó el balón al fondo. Lo que no puede hacer cada fin de semana en Ate, lo hace justo en el partido de su vida en Argentina ¡Qué abusivo!

A la vez que se convertía en un episodio cantinflesco las esperanzas de muchos hinchas cremas se iba esfumando, aunque a los jugadores de la U parecía importarles poco “Uno a cero en contra….Ahhhh tienen que meternos tres y San Luis debe ganar en Paraguay” el pensamiento más mediocre de toda la historia, tal vez siempre fe el pensamiento constante desde que Galliquio y Solano posaban para las fotos como si su gracia natural fuera la causa de ello.

El segundo gol fue un trámite. Contragolpe de San Lorenzo, la U mal parada, Galván más lento que patada de astronauta, Galliquio completamente entregado cual prostituta sin pimp, Alejo Gómez define perfecto frente a la mínima resistencia que pone Fernández. “Ah, dos a cero, todavía seguimos clasificando. No creo que los mexicanos ganen en Paraguay”. Aún faltaban casi 25 minutos de juego, y Ñol yacía. Un tirón en la pierna derecha lo sacó del juego. Que Solano esté al borde de la destrucción física para el fútbol no es un secreto, y contra un rival de rigor como San Lorenzo, se pudo confirmar.

Minuto 92 y la U estaba clasificado. Minuto 93 y la U estaba eliminado. Los angelitos de Ate tenían que perder por dos goles de diferencia y esperar a que San Luis ganara por la misma en Paraguay ante el puntero y uno de los mejores equipos de la primera rueda. ¿Complicado? Sí, pues. Pero somos peruanos hermano, a nosotros nos pasan las inverosimilitudes más impensadas. Y pasó, sucedió como suceden las grandes tragedias: por la culpa de algunos cuantos cuando la fiesta ya está lista para luego de la victoria.

¡Ay! Gallina, angelitos de Ate, tienen que aprender a no molestar al cuco. Hay que saber que las cosas se hacen callados y para que sucedan se tienen que trabajar, sudar, sufrir y poner.