sábado, 2 de mayo de 2009

Los angelitos de Ate



Seguramente fue la gripe porcina. O quizás se comieron un chanchito, o una parrillita y les cayó mal. O tal vez la crisis financiera. O fue porque atacaron en el VRAE al Jefe del Comando Conjunto. No, no. Ya sé., fue culpa del General Donayre por andar hablando barrabasada y media. Dicen que fue el clima voluble, cambiante, tornadizo, al que se expone diariamente Buenos Aires. O no, no, fue el juez San Martín, ese huevón tuvo la culpa, o mi tío Phillip por encajarse en unos trajes muy caros y en su reloj Cuervo y Sobrino con los que parece el alter ego de Vito Corleone. No lo sé, lo que sucede es que ahora, estos señores, que no aprenden, que vienen reflejando las falencias mentales de los futbolistas nacionales, andan tratando de encontrarle la sinrazón a la razón de esta exclusión.

Dos a cero. Métanse en la cabeza, el único resultado, el ÚNICO posible, que podría haberles arrebatado la clasificación a segunda ronda, ocurrió.

Los zapatos bien lustrados pisaron Eseiza, mientras los mentones levantados apuntaban en dirección a la gloria, a una gloria que no se esforzarían por conseguir, una satisfacción que, luego de tantos años, ellos deberían saber que no llega sola. Auriculares en los oídos, lentes de sol y flashes a la orden del día hacían creer que llegaba Oasis a Argentina ¿Pero si esta semana tocarían en Perú? Sí, pues. Efectivamente, Oasis tocaría en Lima. Quienes llegaron con aires de grandeza y emulando a los hermanos Gallagher fueron los angelitos de Ate.

Esos que, si Lolo viviera (¡Ay, si Lolo viviera!), harían que se vuelva a morir para no ver así a la U. Por el amor de Dios, jugarían en el Nuevo Gasómetro, no en el Julio Lores Colán de Huaral. El Nuevo Gasómetro, el estadio en el que se ejerce más presión –luego de la Bombonera- en uno de los países donde el fútbol hace rato dejo de ser un deporte y se volvió un estilo de vida. San Lorenzo es el único equipo que le saca ventaja a Boca Juniors en el récord de enfrentamientos entre ellos. No son los once amigos, así estando liquidado, magullado, en lo más bajo, los granates son un equipo que le pueden ganar a cualquiera en el mundo, que tienen a uno de los argentinos que más sabe de fútbol (y que mejor viste) como estratega. Ya quisiera Reynoso tener el palmarés del Cholo. ¡Qué abusivos para llegar a Buenos Aires con eso aires!

Gino Pinasco, Juan Carlos Noli y Germán Leguía fueron de compras. ¿Para qué va toda una comitiva si el equipo llegaba bien? ¿Quieren ser parte de la historia? ¿Quieren estar en la fotografía digital que salga en los diarios capitalinos acompañada de titulares rimbombantes y fastuosos que nos harían creer en la “mejoría” del sistema parasitario que es el fútbol? Encima fue el comechado mayor, el líder de los incapaces, la vergüenza hecha hombre, el descaro materializado, nada más y nada menos que Manuel Burga Seoane.

A qué salió Superman. Raúl Fernández, probablemente el arquero con mayor proyección en el fútbol nacional, estuvo en una noche funesta, como para meter la cabeza en un hoyo (o en el arco donde le encajaron los dos). En el primer gol despegó del suelo con gran potencia y agilidad, demostrando sus dotes naturales, pero al acercarse más y más y más al balón todo se desvaneció y el cuadro con la foto perfecta fue invirtiéndose. Un aplauso al aire, el balón que lo sobrepasó y Ronaille Calheira, uno de los boletos de lotería premiados que obtuvo José Mallqui, sabiendo que este muchacho no tenía la trayectoria y que solo había dado rasgos de buen juego en un campo de futsal, empujó el balón al fondo. Lo que no puede hacer cada fin de semana en Ate, lo hace justo en el partido de su vida en Argentina ¡Qué abusivo!

A la vez que se convertía en un episodio cantinflesco las esperanzas de muchos hinchas cremas se iba esfumando, aunque a los jugadores de la U parecía importarles poco “Uno a cero en contra….Ahhhh tienen que meternos tres y San Luis debe ganar en Paraguay” el pensamiento más mediocre de toda la historia, tal vez siempre fe el pensamiento constante desde que Galliquio y Solano posaban para las fotos como si su gracia natural fuera la causa de ello.

El segundo gol fue un trámite. Contragolpe de San Lorenzo, la U mal parada, Galván más lento que patada de astronauta, Galliquio completamente entregado cual prostituta sin pimp, Alejo Gómez define perfecto frente a la mínima resistencia que pone Fernández. “Ah, dos a cero, todavía seguimos clasificando. No creo que los mexicanos ganen en Paraguay”. Aún faltaban casi 25 minutos de juego, y Ñol yacía. Un tirón en la pierna derecha lo sacó del juego. Que Solano esté al borde de la destrucción física para el fútbol no es un secreto, y contra un rival de rigor como San Lorenzo, se pudo confirmar.

Minuto 92 y la U estaba clasificado. Minuto 93 y la U estaba eliminado. Los angelitos de Ate tenían que perder por dos goles de diferencia y esperar a que San Luis ganara por la misma en Paraguay ante el puntero y uno de los mejores equipos de la primera rueda. ¿Complicado? Sí, pues. Pero somos peruanos hermano, a nosotros nos pasan las inverosimilitudes más impensadas. Y pasó, sucedió como suceden las grandes tragedias: por la culpa de algunos cuantos cuando la fiesta ya está lista para luego de la victoria.

¡Ay! Gallina, angelitos de Ate, tienen que aprender a no molestar al cuco. Hay que saber que las cosas se hacen callados y para que sucedan se tienen que trabajar, sudar, sufrir y poner.

No hay comentarios:

Publicar un comentario